sábado, 11 de junio de 2011

Contamos   contigo
El retorno al amor por la cultura clásica, el pensamiento y la belleza nunca lo lograremos sin esfuerzo





Imma Monsó- La Vanguardia- 11-06-2011
Cuenta Baudelaire en sus diarios que su padre le decía: “No pierdas nunca tu ignorancia. No podrás sustituirla por nada”. Viene a cuento la frase por seguir con mi tema de la semana pasada, donde decía que ya podemos empezar a ver la consecuencia de lo que ha venido siendo el desmantelamiento de los estudios de humanidades: una nueva modalidad de ignorancia de la que sólo se salvan los hijos de familias con inquietudes culturales o los individuos que por razón de curiosidad personal se salvan del iletrismo. Una generación que puede terminar el más reputado de los másters sin haber escuchado media obra de Bach, leído un clásico de la literatura universal o visto un clásico del cine. Una generación que puede culminar los estudios superiores con óptimas calificaciones sin haber efectuado la más mínima excursión en busca del sentido (y no hablo de complejos viajes hermenéuticos para aproximarse a la fenomenología de Husserl o al sincretismo de los cátaros, sino de pequeños análisis para pensar por cuenta propia cualquier chorrada). Una generación a la que se ha privado de analizar los grandes referentes del pasado, de tal modo que el estudiante medio actual tiene como único horizonte histórico su experiencia vital que, dada su edad promedio, es limitada.

A cambio, las reformas educativas pretendían prepararles para un nuevo mundo que sin duda no se preveía tan austero. Preparados para la superabundancia digital, se les ha inducido a comunicarse a todas horas y con todo tipo de artilugios, aunque los mensajes sean repetitivos hasta la saciedad, pues todo induce al mimetismo del estilo de las presentaciones de Facebook, todas parecidas (“Yo también me meaba en la cama”, etcétera). Se les ha hecho conocedores de más idiomas (están bien los idiomas, pero, ¿acaso es un mérito saber decir la misma idiotez en seis idiomas, o sea, multiplicarla por seis?) … En fin, se les ha dado la preparación que el sistema requería para construir esa sociedad de trabajadores supercualificados en minucias destinados a alimentar una sociedad de consumidores satisfechos, Sólo que, como ya dije, ni los nuevos trabajadores trabajan en su superespecialidad ni los consumidores están tan satisfechos.

¿Ha fallado el sistema? No. El sistema nunca falla. Incluso cuando no existía (que parece que lo del sistema es muy moderno) era eficaz: así se mantuvo en la edad media al pueblo en la inopia más oscura, así en el XIX, con el desarrollo industrial, el sistema arrancó al pueblo de la ignorancia para que entendiera mejor las consignas del opresor. De lo que deduzco, quizá, una posibilidad de futuro para las humanidades: que el mismo sistema que se las cargó nos las devuelva.
Es posible que el orden neoliberal comience a echar de menos en sus empresas personas humanísticamente más dotadas. Ya hay quien empieza a darse cuenta de que resulta más rentable un gestor empresarial, cultural o político con una preparación humanística amplia que es capaz de aprender en tres meses el mecanismo necesario para funcionar que un profesional incapaz de tener una visión global que le permita enjuiciar los problemas con espíritu crítico y y situarlos en un contexto histórico, aunque tenga las habilidades necesarias. Si el sistema ese no lo consigue, no lo logrará nadie, el retorno al amor por la cultura clásica, el pensamiento y la belleza nunca lo lograremos sin esfuerzo, porque a los humanos lo único que nos brota por generación espontánea es la pereza). Así que ya ves, sistema. Por una vez, contamos contigo.