ARGUMENTACIÓN, ORATORIA, RETÓRICA 3ème

 DOCE HOMBRES SIN PIEDAD: 


Buen cine , que nos será muy útil para trabajar la argumentación , retórica y oratoria

VER DOCE HOMBRES SIN PIEDAD ( clicando en este enlace)




sobre la importancia de  LA DUDA  metódica
  como fuente de conocimiento. ( DESCARTES)

 Y  el DIÁLOGO  como instrumento básico de comunicación y resolución de conflictos.

Recordad ( alumnos de 3ème ) el personaje  número 8 como ejemplo de aplicación del MÉTODO y  también  como ejemplo de COMUNICACIÓN ASERTIVA.

El número 3 y el 9 ( comunicación  agresiva)

El número 5 ( comunicación inhibida , inicialmente)


Doce hombres sin piedad': más allá de la duda razonable

ÓPERA PRIMA
Sidney Lumet debutó como director con un prodigioso drama judicial con un reparto inolvidable encabezado por Henry Fonda
La obra '12 hombres sin piedad', original de Reginald Rose nació como un dramático para la pequeña pantalla. Poco después el propio Rose la transformó en obra de teatro, siendo esta la única pieza teatral del autor. El drama representa un jurado obligado a considerar un juicio por homicidio. Al principio, tienen una decisión casi unánime de culpabilidad, con un único disidente de no culpable, que a lo largo de la obra siembra la semilla de la duda razonable. La historia comienza después de que los alegatos finales han sido presentados en el caso del homicidio. Al igual que en la mayoría de los casos penales de Estados Unidos, los doce hombres deben adoptar su decisión por unanimidad sobre un veredicto de 'culpable' o 'no culpable'.

Henry Fonda, protagonista y productor de 'Doce hombres sin piedad',
La persona imputada es un joven acusado de asesinar a su propio padre. Al jurado se le indica además que un veredicto de culpabilidad conllevará necesariamente una sentencia de muerte. Los doce pasan a la sala del jurado, donde empiezan a familiarizarse con sus respectivas personalidades. A lo largo de sus deliberaciones, no se llaman por su propio nombre, sino por el número adjudicado. Varios de los miembros del jurado tienen diferentes razones para mantener prejuicios en contra del imputado: su raza, su origen, y la conflictiva relación entre un miembro del jurado y su propio hijo.
Reparto de lujo
Sabido es que la gran fuerza de la obra reside en las interpretaciones de los actores, Lumet elige un reparto con los mejores con los que había trabajado en el teatro: Lee J. Cobb, Jack Warden, E.G. Marshall, Martin Balsam, Ed Begley, John Fiedler, Robert Webber, Jack Klugman, George Voskovec, Joseph Sweeney, Edward Binns, Billy Nelson, John Savoca, Rudy Bond, James Kelly y Henry Fonda, que es también el productor de la cinta, que interpreta al jurado que siembra la duda razonable en sus colegas, no por creer en la inocencia del acusado, sino por tener dudas y considerar justo que se debata sobre la cuestión, debido a que la vida del acusado, que si es condenado será ejecutado, está en sus manos.
Cada uno de los 12 miembros del jurado posee una personalidad diferente, que ve va poniendo de manifiesto a lo largo del filme. Los ensayos de la película fueron durante dos agotadoras semanas. Sin descanso alguno, tuvo lugar el rodaje, que duró tan solo 21 días y contó con un presupuesto de sólo 350.000 dólares, con un mismo escenario para toda la película (una pequeña habitación en la que debate el jurado), en tiempo real, a excepción de las secuencias del comienzo y final de la película.
De acuerdo con el director de fotografía Boris Kaufman, Lumet coloca al principio la cámara por encima de los ojos, con un gran angular para dar sensación de profundidad. Conforme avanzaba el filme, las lentes se fueron cambiando con la idea de hacer parecer la sala más pequeña y la cámara además la coloca a la altura de los ojos. Al final, casi todos los planos están tomados desde un ángulo bajo y son mucho más cerrados, dando así la impresión de que los personajes se agigantan mientras la sala se reduce, creando una sensación de claustrofobia.
Henry Fonda odiaba ver las películas en las que él aparecía. «Sidney, ¿qué voy a hacer?», le confesó a Lumet un día, según se relata en la biografía Fonda: 'Mi vida': «No puedo soportar verme a mí mismo en la pantalla. «Henry se armó de valor, entró en la sala de proyección y se sentó detrás de mí. Miró la pantalla un momento y después puso su mano alrededor de mi cuello, apretando tan fuerte que pensé que mis ojos se iban a salir de las órbitas. Se inclinó hacia adelante y me dijo: 'Sidney, es magnífico'. Después salió corriendo y no volvió nunca jamás a ninguna proyección».
La película se estrenó el 10 de abril de 1957 tras haberse presentado en el Festival de Berlín de 1957, donde obtiene el Oso de Oro a la mejor película. Además al año siguiente logró tres nominaciones a los Oscar, mejor película, director, guión adaptado.
BOQUERINI .Domingo, 24 febrero 2019



  LA COMUNICACIÓN ASERTIVA: 

ESCENA DE

 EN BUSCA DE LA FELICIDAD



LA LISTA DE SCHINDLER 

 UN EJEMPLO DE ARGUMENTACIÓN ASERTIVA (en una situación muy compleja)

Oscar Schindler trata de convencer a Amon, un psicópata sanguinario para que deje de asesinar seres humanos. Fijaos en los argumentos que utiliza y en la comunicación no verbal: actitud, postura, gestos.

 





FARENHEIT 451 . LA BIBLIOTECA CLANDESTINA

Comunicación agresiva ( jefe de bomberos)

Comunicación pasiva o inhibida ( Montag)











Aquí tenéís dos ejemplos de textos expositivo-argumentativos  escritos por alumnos de 3ème  en relación al tema del CONSUMO en nuestra sociedad.

Sus textos son el resultado del comentario a un artículo de opinión   en respuesta al TEXTO 1 . LA ERA DEL PRODUCTO del periodista J. Castañeda:

La era del producto   JAVIER CASTAÑEDA | LAVANGUARDIA

 


Consumidos por el consumo. Si hay algo que sin duda caracteriza nuestros días es la exacerbada dimensión de la dichosa palabreja. Está presente en todas y cada una de las principales facetas de nuestra vida, mantiene una constancia superlativa en la mayoría de los ámbitos en los que nos movemos y acapara por igual la atención de pequeños, jóvenes y adultos. El sobreconsumo parece haber encontrado el perfecto caldo de cultivo en una sociedad que se caracteriza por un exceso de bienes fungibles donde prácticamente cualquier cosa, persona o emoción, puede ser objeto de consumo.

Los criterios empresariales se cuelan por los intersticios de cada día y se aplican hasta para administrar nuestro tiempo libre o nuestro ocio. Si pensamos en la cultura, por ejemplo, amén de que la predominante es la de masas , siempre se habla de proyectos cuantificables en función de los buenos o malos resultados que haya tenido un producto una vez puesto en su mercado. Si es un libro, del ranking de ventas, si es un disco, del top-ten o del número de descargas, si es una película, del número de entradas vendidas o DVDs, etc. Todo se basa en el número de gente que consuma el producto, pero ¿se busca realmente transmitir algún valor de fondo o sólo importan los números?

Ya no se habla de lectores o de personas, sino de usuarios y clientes. Potenciales consumidores a los que la industria busca captar con las mismas ganas con que una araña desea a una mosca que queda atrapada en su tela. El mercado lo pone tan fácil que ya ni siquiera hace falta tener un mínimo de cultura. Es común escuchar: "me encanta la canción del tal anuncio" en vez de decir el autor. O los hay que van a ver tal película sólo por ser "del mismo director que otra muy famosa", aunque no sepan ni quién es. ¿Para qué hace falta conocer la trayectoria de un autor o recordar los nombres de los directores favoritos? Basta con incluir en el faldón del libro "va por la 11ª edición, se han vendido 40.000 ejemplares". Y automáticamente la gente opera bajo la ecuación: vende luego es bueno. Y todo el mundo compra y se va tan contento a casa.

Si lo analizamos desde un punto de vista empresarial, podemos observar fácilmente como cualquier acción –sea o no de marketing- se piensa en clave comercial, como si fuera un producto. Cualquier padre habla de rentabilizar la inversión de sus hijos al cursar sus estudios o buscar un hogar; la gente se plantea si le compensa o no tener una relación e incluso se sienten engañados cuando la pareja no responde a sus expectativas. Quizá más de uno se arrepienta de no haberla adquirido en un gran almacén, pues al menos en éstos, si no estás contento te devuelven el dinero.

Edgar Morin, enemigo acérrimo - como tantos otros- del cuantitativismo, dice preferir la calidad a la cantidad. Pero la sociedad actual demanda la certeza de lo tangible y de lo cuantificable: "No navegamos en un océano de certeza, sino en un océano de incertidumbre con archipiélagos de certeza. Vivimos en un mundo dominado por la lógica técnica, económica y científica, en el que existe la ilusión casi palpable de que tan sólo parece real aquello que es cuantificable. Mas ni el amor, ni el sufrimiento; ni el placer, el entusiasmo o la poesía entran en la cuantificación".

El sistema funciona perfectamente y al fin y al cabo eso es lo que importa en la Era del Producto. Que la gente se vaya contenta, satisfecha de su compra. Y que vuelvan mañana. Según Adriana Gil, profesora experta en psicología económica: "El consumo conforma nuestra nueva manera de relacionarnos con los objetos, pero también nuestras relaciones y a nosotros mismos. En el deseo, en el acto y en los efectos del consumo, construimos una nueva sociedad y unos sujetos, cuyo proyecto de vida ya no está vinculado al trabajo, sino al consumo". Y si no, que le pregunten a Aldous Huxley. O que nos devuelvan el dinero.




Los hábitos de   consumo de los ciudadanos.
Redirección de la búsqueda

 

Un texto de Josefina Infante , alumna de 3ème 1 ( curso 2019-20)

 

Nuestra sociedad está siendo aprisionada en un círculo vicioso de sobreconsumo, bajo el control de empresas manipuladoras. Como dijo Aldous Huxley: “Uno cree las cosas porque ha sido condicionado para creerlas”. En el sistema capitalista actual el consumo representa una actividad cíclica, puesto
que el hombre produce para consumir, y este consumo genera una adicción .
El exceso de esta acción nos ha llevado a la deshumanización de nuestra sociedad. ¿Por qué las personas consumen incesantemente y mucho más allá del punto de satisfacer las necesidades básicas?


Antes de las guerras mundiales, factores sociales, como la competencia por el estatus, y factores personales como la configuración de la imagen de uno 
mismo nos llevaban a consumir.

Durante la posguerra, entra un factor relativamente reciente, las poblaciones deprimidas buscan reemplazar un vacío emocional por el consumo. Empieza “la era del producto”, expresión de Castañeda. Como dijo Jose Luis Lopez Aranguren: “Buscamos la felicidad en los bienes externos, en las riquezas; el consumismo es la forma actual del summum bonum. Pero el consumidor nunca está satisfecho, es insaciable y, por tanto, no es feliz. La felicidad consiste en el desprendimiento”.


Esta mentalidad consumidora novedosa cambió la manera  en que los humanos se relacionan con los objetos, con las personas pero también con ellos mismos.

En nuestras vidas, buscamos rentabilizar las interrelaciones humanas. Zygmunt Bauman dijo: “Nos hallamos en una situación en la que, de modo constante, se nos incentiva y predispone a actuar de manera egocéntrica y materialista.” Hemos perdido el cariño por la vida. La subjetividad humana reflejada en valores intrínsecos como el amor, el sufrimiento, el placer, el entusiasmo o la poesía, se ha desvanecido y ha sido reemplazada por la ilusión temporal de felicidad al consumir. Hemos perdido el verdadero sentido de ser feliz.


¿Qué pasa en un mundo que es extremadamente rico y a la vez desigual? Se ha tomado como ejemplo para todos un modelo de sobreconsumo basado en coches enormes, ropas lujosas, gadgets... Esto ha empujado a una crisis ecológica. Hemos sido forzados a reconsiderar nuestros hábitos. Por ejemplo: en las redes sociales, un movimiento de DIY (do it yourself) ha sido lanzado. Algunas personas han desarrollado una mentalidad que aplica los 5R ( rechazar, reducir, reusar, reformar, reciclar) y evitar el consumo. Jared Diamond declaró que "los problemas más grandes que enfrenta el mundo hoy
en día no están fuera de nuestro control, sino que son de nuestra propia creación y están totalmente en nuestro control".

La deshumanización actual de nuestra sociedad es debida al falso sentido de felicidad  que genera el  consumo. Nuestra actitud  consumista ha llevado a nuestro planeta al precipicio. Esta generación debe urgentemente cambiar sus mentalidades consumistas y redireccionar su búsqueda de la felicidad en el interior de ellos  mismos. No se puede comprar otro planeta.

 

¿SOCIEDAD CONSUMISTA O CONSUMISMO?

 

Un comentario de texto de Joan Colominas ( alumno de 3ème1 curso 2019-2020)

 

Una sociedad consumista es un concepto socioeconómico con el cual se denomina a los estados con desarrollo industrial o productivo capitalista en los cuales existe un consumo masivo de bienes y servicios que crea como consecuencia la sobreproducción.  Y el consumismo es la compra o acumulación de bienes y servicios considerados no esenciales. Pero ¿cuál es la actual situación social en los hábitos de consumo de los ciudadanos?

 

Cada vez más la sociedad realiza sus compras online. Según las estadísticas, el gasto medio per cápita en compras online en 2014 rondó los 172 euros y las previsiones para años posteriores apuntaron a un incremento general en el importe per cápita gastado por los españoles, llegando a 286,41 euros en el año 2017. Con esto se observa que la sociedad cada vez se vuelve más consumista porque tiene de manera más rápida y fácil acceso a la compra de bienes y servicios.

De ahí la denuncia del autor Javier Castañeda en su artículo bajo título “La Era del producto” : “Vivimos en un mundo dominado por la lógica técnica, económica y científica, en el que existe la ilusión casi palpable de que tan sólo parece real aquello que es cuantificable. Mas ni el amor, ni el sufrimiento; ni el placer, el entusiasmo o la poesía entran en la cuantificación”. Estoy de acuerdo con el autor ya que una cosa es estar de acuerdo con una sociedad de consumo, la cual aporta un incremento en la renta nacional y una mayor igualdad social, y otra muy distinta estar de acuerdo con el consumismo compulsivo

Desgraciadamente, la sociedad de consumo  entendida como concepto socioeconómico, ha derivado a un consumismo frenético llegando a cambiar los valores esenciales de la sociedad: generosidad, solidaridad, respeto, etc. Por esto el autor menciona en su artículo que “El consumo conforma nuestra nueva manera de relacionarnos con los objetos, pero también nuestras relaciones y a nosotros mismos”.

Otro dato de interés que es el endeudamiento de las familias. El porcentaje que las familias guardan de su renta disponible se situó en un 4,58%, el dato más bajo desde la década de 1960. Este dato nos confirma que las familias destinan sus ingresos no  al ahorro sino  a  compras. Este dato coincide con lo que expresa el autor cuando dice: “construimos una nueva sociedad y unos sujetos, cuyo proyecto de vida ya no está vinculado al trabajo, sino al consumo”.

Por ello, es fundamental tener muy claro lo que realmente necesitamos y no solo comprar por impulso. Este impulso a las compras es una adicción y esta adicción es un problema real en nuestra sociedad ya que esconde problemas de infelicidad y de búsqueda de placer. La felicidad que te puede ofrecer la compra impulsiva o el sobreconsumo es una felicidad que no perdura y no te da el bienestar o la seguridad que el amor, compromiso, lealtad, o la amistad te pueden brindar.