viernes, 3 de abril de 2015

EL HONOR EN "TIEMPOS DE CORRUPCIÓN". Los alumnos de 3ème opinan

Alumnos  de 3ème reflexionan y opinan sobre el sentido del HONOR en una sociedad que parece haber olvidado el significado de esta palabra.

Una célebre frase latina afirma:

"Corruptio optimi pessima"


( la corrupción de "los mejores" es la peor). Si entendemos como mejores a las personas que, habiendo  podido acceder a una buena instrucción  , gracias a   sus conocimientos, deberían ponerse al servicio de los ciudadadanos, parece acertado secundar tal afirmación.

Con los alumnos de 3ème  hemos leído a lo largo del primer trimestre El Lazarillo de Tormes y, analizando la sociedad y el contexto histórico de la época en que fue escrita la obra, quedamos sorprendidos por  la similitud con la sociedad actual.
¿qué sociedad queremos? ¿qué gobernantes? ¿ podemos exigir la honradez a los miembros  de los grupos políticos y a los gobernantes  sin plantearnos antes el verdadero significado de este concepto?.

Siguiendo el pensamiento de Kant "sapere aude" ( atrévete a saber) y su formulación del imperativo categórico, a saber:

Fórmulas Del Imperativo Categórico
Fórmula de la ley universal
"Obra sólo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne ley universal"
Fórmula de la ley de la naturaleza
"Obra como si la máxima de tu acción debiera tornarse, por tu voluntad, ley universal de la naturaleza"
Fórmula del fin en si mismo:
         "Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio"
Fórmula de la autonomía:
"Obra como si por medio de tus máximas fueras siempre un miembro legislador en un reino universal de fines"

los alumnos se han "atrevido" a pensar por sí mismos sobre todas estas cuestiones  y a expresar sus opiniones.


Aquí tenéis sus valiosas conclusiones:


SE HA PERDIDO EL HONOR
¿ALGUIEN LO HA ENCONTRADO?

Por Lena Cabrespines, alumna de la clase de 3ème 7 

Honor. ¿Qué es el honor? El honor es un concepto abstracto presente en nuestra sociedad desde hace mucho, mucho tiempo. Desde la aparición de ese concepto, se le han dado muchos sentidos. Ahora y desde hace algunos siglos, se conocen dos tipos de honor: el honor sin sentido y el honor verdadero. Desafortunadamente, hoy en día el honor verdadero ha perdido su significado y el honor sin sentido ha desaparecido para dejar sitio a… NADA. Un vacío aún peor.

   Después del Renacimiento, se extendió un concepto del honor que hoy llamaríamos  “honor sin sentido”. ¿Pero qué es exactamente ese honor sin sentido? Es la búsqueda absurda de una  buena reputación tan frágil como una burbuja que a menudo se puede encontrar manchada, a veces, incluso de sangre. A lo largo de la existencia de ese honor sin sentido, muchos escritores lo han denunciado en sus obras, como Shakespeare en su obra “All the world’s a stage”. Las criticas de esos autores finalmente han sido entendidas, porque el honor sin sentido ha dejado lugar a gente sin honor. Sin honor se ha instalado la corrupción, la mentira… ¿Entonces, qué es mejor, el honor sin sentido o ningún honor? ¿O a lo mejor el antídoto sea el verdadero honor? ¿Pero, qué es el honor?

   El honor es una cualidad que se obtiene con la virtud y nos lleva al cumplimiento de nuestros deberes y el respeto al prójimo y a nosotros mismos. El verdadero honor  consiste en ser fiel a los propios  principios éticos y morales. En esos principios se construye el respeto de los mas débiles, tratar con deferencia a las personas en inferioridad de condiciones y el cumplimiento del deber. El honor no tiene nada que ver con el hecho de ser famoso o ser rico. Es un conjunto de cualidades morales que nos impide cometer actos que podríamos lamentar, y como consecuencia, protege a los demás del daño que nosotros mismos podríamos infligirles.

  Hoy en día ya hemos dejado atrás el “honor sin sentido”, y somos capaces de dejar atrás también la falta de honor, de moralidad, de escrúpulos… 


Para eso, hay que volver a las bases del honor, a su verdadero significado, eliminando los valores falsos.


El honor se puede comparar a un antídoto para la “enfermedad de la corrupción”, ¿pero, cómo extender ese antídoto a nuestra sociedad? Inculcándolo desde la infancia a las nuevas generaciones.
Como dijo Thomas Carlyle: “Nunca debe el hombre lamentarse de los tiempos en los que vive, pues esto no le servirá de nada. En cambio, en su poder está siempre mejorarlos.”