viernes, 14 de febrero de 2014

MERECE LA PENA LUCHAR CON ALGUIEN POR ALGO

Ángel Gabilondo, metafísico y escritor
Victor-M Amela, Ima Sanchís, Lluís Amiguet
"Merece la pena luchar con alguien por algo. Es mejor perder con otros que ganar solo. "
Tengo 64 años. De San Sebastián, vivo en Madrid. Soy catedrático de Metafísica de la Universidad Autónoma de Madrid. En pareja. Tengo dos hijos. Los tiempos difíciles hay que abordarlos y aceptar el desafío. En la economía debe haber cultura y corazón. Creo que hay algo más que lo visible

12/02/2014 – LA CONTRA-LA VANGUARDIA






Foto: Kim Manresa
IMA SANCHÍS
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Comida para el alma
Su paso por la política (fue ministro de Educación del 2009 al 2011) no le ha cambiado, sigue siendo un ciudadano comprometido e ilusionado y un profesor vocacional que aspira a acompañar a sus alumnos en la búsqueda de sabiduría, palabra difícil sin la ayuda de maestros como André Comte-Sponville, que la definió como el máximo de felicidad con el máximo de lucidez; pero probablemente Gabilondo me diría que felicidad es una palabra demasiado ambiciosa y que sus fecundas reflexiones sobre el vivir no son en él hechos consumados, sino aspiraciones. Acaba de publicar un libro de máximas y mínimas, Por si acaso(Espasa): buen material para el alma.


Qué ha aprendido de la vida?
Solemos esperar que sucedan cosas que no acaban de llegar.
La única manera es hacer fecundo cada momento y vivirlo intensamente.

Pero eso es muy difícil...
Nos refugiamos en los tópicos, en la tranquilidad, y ahí hacemos una casita.

Pocas veces somos arriesgados.
Kant decía que el pensamiento es un atrevimiento.

Pero se ha de convertir en acción.
La palabra dice y hace lo que dice, pero hablamos mucho y decimos poco. Decir es una forma de vivir.
La verdadera belleza es ser bello por la forma de vivir, y la mentira es vivir lo contrario de lo que uno dice.

Vivimos rodeados de palabrería.
Me pregunto si alguno de nuestros males de hoy no tienen que ver con la pérdida de la palabra, con que ya no hay seres de palabra.

...
Y creo que hay cosas que sólo se tienen si se dan: por ejemplo, las gracias, el amor, el conocimiento o la palabra. Cuando das la palabra te conviertes en un ser de palabra. El agradecido es el agraciado. No querer poseer, conquistar, dominar, asegurar; frente a eso la idea de abrirse al otro, darse.

¿Feliz?
Esa es una palabra demasiado grande, pero sí dichoso y gozoso de vivir.

¿Todo el rato?
Todo el rato no tengo nada.

Cuantos más años cumplimos ¿más nos parecemos al niño que éramos?
La infancia sólo se tiene de mayor, de niño se vive.

¿Un niño triste es un adulto triste?
La tristeza forma parte de uno. Nietzsche decía que el fastidio es un estado de ánimo que obedece a unas causas, eliminadas las cuales no se elimina el fastidio. Uno tiene que aprender a vivir un poco fastidiado sin echar la culpa a los demás.

¿Por qué es tan difícil entenderse con uno mismo?
Nos falta sencillez, somos retorcidos y tenemos muy poca tendencia a aceptar con humildad que esto es lo que hay y vivirlo con frescura.
Tengo la sospecha de que estamos un poco confundidos, viviendo por aquello que no merece la pena y descuidando aquello que verdaderamente es interesante.

¿Qué merece para usted la pena?
Luchar con alguien por algo. Es mejor perder con otros que ganar solo. El verdadero amor es ir con alguien tras algo.

La soledad nos persigue.
No se quita: es la relación con uno mismo, pero con otros es más llevadera. Saber vivir con ella te facilita la relación con los otros. Yo ahora ando más obsesionado con si soy capaz de querer y de dejarme querer.

¿Qué ha aprendido de la convivencia?
Quienes no se soportan a sí mismos son insoportables.

En este mundo injusto vivimos unos a costa de los otros...
Lo sensato es vivir con una cierta percepción de que somos muy vulnerables, influenciables, débiles.
Hay que asumir la propia fragilidad, y para eso hay que ser fuerte.

De acuerdo.
A mí la arrogancia me molesta. Pero, como dice Eduardo Galeano, guardemos el pesimismo para tiempos mejores.
Creer en los demás y luchar con ellos es una decisión.

¿Qué ha aprendido en la política?
Que hay una dimensión social, política y pública en todos nosotros que a veces no cultivamos y queremos que otros nos lo resuelvan, y así creamos un gran ejército de culpables. Todos debemos participar en nuestros entornos y comprometernos en la gestión de nuestros asuntos.

Le cuesta quejarse.
Creo que hay que ser crítico, disentir e incluso impugnar, pero no llenarlo todo de quejas paralizadoras infecundas.

Parece que en lo esencial la especie humana no ha evolucionado mucho.
Somos un poco patéticos, pero esa convicción de ser el ombligo del universo a mí me inspira ternura. Quizá, en definitiva, hacia mí mismo. Me doy un poco de risa.

Eso nos salva.
El sentido del humor es la distancia de uno respecto de sí mismo. Sin sentido del humor los otros sentidos son vulgares.

¿Se plantea el después de la muerte?
No, pero sí me planteo sobrevivirme cada día,
que al acabar el día pueda decir como Séneca: "¡Qué alegría, hoy he vivido!".

Hacer de lo cotidiano algo sublime es casi una utopía.

Reducir la vida a los momentos memorables o a la consecución de tus grandes objetivos es no vivirla. No es lo mismo la medianía que la mediocridad.

¿Dónde pone usted la pasión?
En casi todo. Es más la insistencia, la persistencia y la resistencia que la exaltación. A mí me gustaría ser insistente en las convicciones.
Cada día creo en menos cosas pero creo más en ellas.

Es usted un raro. ¿Le gustan los raros?
"Desarrollad vuestra legítima rareza", decía René Char. Sí, a mí me gusta la gente rara, la diversidad y la diferencia.


lunes, 3 de febrero de 2014

EDUCACIÓN A MEDIDA


Yaacov Hecht, pedagogo disléxico; preconiza la educación a medida
Victor-M Amela, Ima Sanchís, Lluís Amiguet
"Cada niño es un genio en algo si le ayudamos a serlo"
03/02/2014 - 00:00





Foto: Ana Jiménez
LLUÍS AMIGUET
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Del codazo a la red
Hay otros asesores de gobiernos a los que les cuesta escribir, pero ninguno lo confiesa con la desarmante sinceridad de Yaacov Hecht. Y, sin embargo, ha sido uno de los entrevistados más brillantes de La Contra junto con sir Ken Robinson y Howard Gardner. Tres pioneros en educar inteligencias múltiples para la sociedad del conocimiento en red. Los tres han superado la vieja pirámide educativa de células huecas que transmiten conocimiento de arriba abajo sin generarlo dándose codazos por ascender. Han demostrado que cada niño es único y educarlo es ayudarlo a descubrirse y realizarse para integrarse en una sociedad de iguales que ya no necesita mediocres obedientes.
De dónde es usted?
De Israel, de Hadera...

¿Me lo deletrea para evitar errores al escribirlo?

Pues mire, no sé deletrearlo.
¿No sabe deletrearlo y es profesor?


Hablo y escribo mal. Y peor aún en inglés.
Tranquilo, aquí pocos lo hablan.


Soy el que peor habla inglés de los asesores del Gobierno. Y de los peores en todo Israel.
Es el primer asesor de gobiernos que me confiesa que habla y escribe mal.


Pues no se fije en lo que hago mal y trate de aprender conmigo de lo que hago bien.
Aquí no asesoría usted a nadie, porque preocupan los malos resultados PISA.


Mi país, Israel, también los saca mediocres en ese test y ojalá los sacara todavía peores.¡...!


Porque es un test uniformizador que fomenta una escuela que educa para el pasado.
Pues mide competencias en matemáticas o lectura. ¿Ya no servirán en el futuro?


La obsesión PISA lleva a los países a imponer un pensamiento único que educa a los niños para conformarse con ser parte mediocre de las masas sin empleo. Por eso, yo me alegro de que fracasemos en esos tests.

No sé si le sigo.

La escuela piramidal jerarquizada educaba para una sociedad de obreros y soldados obedientes con unas competencias básicas uniformes. El problema es que esa sociedad ya no existe y la nueva necesita otra escuela.

¿Qué propone?

Un día vino a verme al colegio una madre desesperada por las notas de su hijo. Suspendía en todo. Le prometí que hablaría con él.
¿Cuál era el problema?


Me hablaba de asignaturas, pero yo insistí en que me dijera qué le gustaba en la vida.
Está claro que estudiar no era.


Cada niño es un genio en algo si le ayudamos a serlo. Pero si formamos masas de mediocres, todos fracasamos. Yo fracasé, porque la escuela se centraba en lo que yo era malo para convertirme en otro mediocre y no en lo que yo era bueno para mejorarlo.

¿Qué le gustaba, al chico?


El windsurf.

Pues no sé si surfear da para vivir.


Le dije que hiciera windsurf muchos más días. Él respondió que surfearía sólo los días con buen viento y los demás vendría al cole.

Es más razonable.

Le pregunté qué debía aprender para ser windsurfista y razonó bien: geografía, cartografía, matemáticas para calcular vientos y velocidades, e inglés, la lengua surfera.


Un programa educativo completo.

Y Gal Fridman estudió y surfeó hasta ganar el primer -y único- oro olímpico de la historia de Israel. Como Sarit Hadad, a la que convencimos de que se dedicara más a cantar, y hoy es una de nuestras mejores voces.

La economía no funciona con medallas.

Israel tiene una economía de la innovación donde cada uno coopera en red con sus habilidades, porque la pirámide empresarial de células huecas, donde el conocimiento fluye a través de ellas de arriba abajo mientras ellas compiten por ascender sin aportar valor a la empresa, ya no genera riqueza.

Israel también tiene otros problemas.

La escuela democrática educaría a palestinos e israelíes para cooperar sin conflicto.

Necesitamos saberes básicos comunes.

¿Qué le piden hoy en una empresa puntera? Ni notas ni títulos: quieren que les diga qué sabe hacer y cómo lo ha aprendido; en qué es usted genial y qué hace mejor que nadie.

¿Por qué importa cómo he aprendido?

Porque revela si será usted capaz de seguir aprendiendo por su cuenta para estar siempre en vanguardia. Las empresas ya no son pirámides sino redes de células con conocimiento propio, que no compiten, sino que se comunican, cooperan y crean en línea.

Aquí aún nos falta para llegar a eso.

Pero PISA nos educa para el pasado de la escuela piramidal y no para el futuro de la innovación en red. No prepara para el autoempleo sino para el paro. Hoy cada niño tiene que llegar a desarrollar su talento único que le integrará en la red del conocimiento.

Corea y Finlandia sacan buenos resultados PISA y son economías florecientes.
Estuve en Corea asesorando al Gobierno sobre el suicidio escolar, su problema nacional. En Finlandia ya no educan masas. Lo que buscan es precisamente diversidad: originalidad en cada alumno, formar ciudadanos únicos como fineses y como personas.


¿Ya no necesitamos saberes comunes?

Educarse no es sentarse desde los 4 a los 25 años ante un profesor que te suelta el rollo.

Yo lo hice y he sobrevivido.

Esa educación conduce al paro; en cambio, la del talento forma para el autoempleo y la innovación y para colaborar así en red con otros ciudadanos singulares.

Aprender requiere disciplina, esfuerzo, sacrificio, paciencia, memorización...

¿Quiere usted ser un periodista más o ser único?

¿...?

Encuentre la cualidad que le hace diferente y cultívela. No compita con todos los periodistas en los mismos campos, porque es el camino a la medianía. Nuestra escuela democrática forma PERSONAS.          
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