jueves, 27 de septiembre de 2012

ESTRATEGIAS PARA DESARROLLAR LA CREATIVIDAD


5 preguntas a Ken Robinson






 
Nombrado caballero por la reina Isabel II en 2003, Sir Ken Robinson es especialista en creatividad, inovación y recursos humanos. Trabajó con empresas del ranking Fortune 500 y asesoró al gobierno inglés y al de Singapur sobre estrategias para el desarrollo de la creatividad. Es autor de los libros Out of Our Minds: Learning to Be Creative y The Element: How Finding Your Passion Changes Everything (lanzado en diciembre de 2009, se tradujo a 16 idiomas y figuró entre los más vendidos en las listas de The New York Times). Fue profesor en la Universidad de Warwick y actualmente es asesor senior del J. Paul Gety Trust en Los Angeles.

¿Cómo define el concepto “creatividad”?
Hay tres términos clave.
El primero es imaginación, la fuente de la creatividad.
La imaginación es la capacidad más extraordinaria de los seres humanos, la que nos permite traer a la mente todo aquello que no está disponible para ser captado por nuestros sentidos.
Con la imaginación podemos revivir el pasado, ponernos en el lugar de otra persona y sentir empatía con ella. O anticipar el futuro; no preverlo, pero sí anticipar distintas posibilidades.
Todo lo distintivamente humano proviene del poder de la imaginación. La creatividad consiste en poner la imaginación a trabajar. Hay una segunda manera más formal de definir la creatividad: el proceso de generar ideas originales que tienen valor. Se puede ser creativo en matemáticas, música, artes, en la gestión de una empresa, en la conducción de una familia. Todo es una posible fuente de pensamiento creativo.
Innovación es el tercer término clave. Es llevar las buenas ideas a la práctica. Muchas empresas están interesadas en la innovación, pero no pueden innovar de la noche a la mañana. Antes deben tener un proceso de creatividad y, para eso, deben incentivar y promover la imaginación.
Y en este punto fallan muchas organizaciones e individuos: dejan de nutrir la imaginación.
Muchas veces me preguntan cómo se la incentiva, y respondo que una manera es a través de nuevas experiencias.
Si usted nunca fue a una galería de arte, visite alguna; si nunca vio ballet, asista a una función; si no suele ir a eventos deportivos, vaya a alguno. Si siempre sigue el mismo recorrido de su casa al trabajo, pruebe uno distinto. Estimule su imaginación con un nuevo flujo de ideas. Algunas empresas tienen políticas específicas para fomentar la imaginación de los empleados, como el estudio de animaciones
Pixar, que creó un programa de capacitación llamado “Universidad Pixar”. Consiste en seminarios y conferencias sobre todo tipo de materias dictados en las oficinas de la compañía.
Los empleados pueden pasar hasta cuatro horas por semana en cualquier curso, como antropología o egiptología; no es necesario que el tema esté directamente relacionado con el trabajo que hacen cotidianamente.
Uno de los efectos de esta política es que se genera un flujo constante de nuevas ideas. Como la gente puede ir a cualquier curso, los empleados de distintos sectores suelen encontrarse en seminarios y conferencias, lo cual contribuye a crear una cultura cohesiva, un sentimiento en común.
¿Cómo se pasa de la imaginación a la creatividad y a la innovación?
La creatividad es un proceso aplicado. Se puede ser creativo en cualquier área(…)
Las empresas en las que los sectores funcionan de manera aislada, y las personas que sólo hablan de su especialidad, tienen menos probabilidades de encender la chispa de la creatividad que las compañías en las que se fomenta el intercambio de ideas entre gente en distintos sectores y con diferentes especialidades. En definitiva, para incentivar una cultura de la innovación hay que reconocer que el pensamiento creativo no surge del esfuerzo individual sino de la colaboración, del trabajo en equipo, de combinar las ideas de las personas.
Los equipos interdisciplinarios son importantes como fuente de nuevas ideas. Sin embargo, algunas empresas fomentan la creatividad dándoles tiempo libre a los empleados para que investiguen lo que quieran.
Es una política inteligente y que da buenos frutos. La disciplina es necesaria, pero también lo son el descanso y las etapas de maduración.
De hecho, es fundamental para que las ideas evolucionen y se desarrollen. Basta un simple ejemplo: cuando no podemos recordar un nombre por más que nos esforcemos, lo mejor que podemos hacer es no pensar en eso y, media hora más tarde, lo recordaremos espontáneamente.
El pensamiento intencionado tiene lugar en la parte frontal del cerebro; pero también hay conexiones inconscientes, y buena parte de las ideas creativas se forman ahí.
¿Cuál es el papel de la emoción en el desarrollo de la imaginación?
La emoción ha tenido mala prensa desde el siglo XVIII, durante la Ilustración, cuando los filósofos deliberadamente intentaron restarle importancia a su impacto. A partir de Descartes, los grandes escritores de ese siglo sostienen que, para adquirir conocimiento, debemos aplicar un riguroso proceso de razonamiento lógico respaldado por evidencias empíricas.
El filósofo Hume decía que había que erradicar los sentimientos del proceso lógico porque distorsionaban la verdad. Hemos vivido con esta idea desde entonces.
Crecimos pensando que hay sentimientos por un lado y, por el otro, racionalidad.
Y que podemos confiar en el intelecto, pero no en los sentimientos. De allí que la psiquiatría se ha dedicado a enderezar los efectos negativos de las emociones. Pero las emociones también tienen efectos positivos, y cada vez más se habla de los beneficios de la felicidad.
Usted afirma que la mayoría de la gente piensa que no es creativa ni inteligente. ¿A qué lo atribuye?
La gente tiene una visión muy limitada de la creatividad y de la inteligencia. Considera que la inteligencia es cierto tipo de pensamiento racional que medimos a través de pruebas de coeficiente intelectual. Por el contrario, yo sostengo que la inteligencia es muy diversa y que hay distintas maneras de pensar.
Algunos piensan de forma visual, otros a través de los sonidos o del movimiento, y otros de modo matemático.
Los pintores tienen ideas visuales; no se trata de que intenten compensar una posible falta de habilidad verbal, ni de convertir las oraciones en imágenes. Los músicos no escriben textos y luego los transforman en notas; piensan musicalmente. El cerebro humano es interactivo.
Se habla mucho de los hemisferios derecho e izquierdo del cerebro, pero la verdadera acción ocurre en las conexiones entre ambos.
El cerebro no es un sistema mecánico; es un sistema orgánico.
Cada persona tiene una manera de pensar única. Los grandes equipos creativos reúnen individuos con distintas experiencias y habilidades, y convierten esas diferencias en una fortaleza.

Entrevista de Eduardo Braun